-El duende Hundimágio. Tercera parte.
"Marqués Cortés-Castro: No ¡qué rayos del alma
ni de qué gloria! Me estoy convirtiendo en una momia de verdad, lo sé…lo sé, lo
siento. Pero si mi hora ha llegado quisiera rodar en la historia como una momia
adorada tal cual el camarada robolucionario Lenin, pero histórica como
Tutankamón, hijo de Ajenatón.
<< Se escucha repentina y repetidamente un extraño y siniestro coro
de voces resopladas de ángeles-caídos, como a lo lejos, fuera de sus maltrechos
sesos:
“¡Tucán…Tucán…Tutankamón, Tutankamón, que tu espíritu repose sobre él…él
quiere llegar a ser como vos!” >>"